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Red Internacional

Medio Oriente. Trump propone un “plan de paz” ajustado a la opresión de Israel contra los palestinos

Este martes el presidente estadounidense, Donald Trump, presentó su “plan de paz” para Medio Oriente. A su lado el primer ministro israelí en funciones, Benjamin Netanyahu, se prestaba para celebrar el anunció.

Martes 28 de enero de 2020 | 22:26

Según Trump, su propuesta "presenta una oportunidad con la que ganarían los dos lados, una solución realista de dos Estados que resuelve el riesgo que presentaba para la seguridad de Israel un Estado palestino",

Trump publicó poco después en su cuenta de Twitter, muestra un Estado palestino contenido casi por completo dentro de Israel -con la única excepción de la frontera de Gaza con Egipto- y la pérdida del valle del Jordán, un territorio fértil y fronterizo con Jordania y el Mar Muerto que quedaría bajo soberanía israelí.

Pero su "solución de dos Estados realista", que en realidad favorece los intereses de Israel, legalizando la ocupación de territorios y la opresión contra el pueblo palestino, parece una receta más para la guerra que para la paz, según comento el diario israelí Haaretz.

Como veremos a continuación, la única posibilidad de que el plan de Trump se lleve adelante es con la renuncia total de los palestinos no solo a su histórico reclamo por recuperar su territorio, ocupado por el Estado de Israel, incluso a los tímidos pedidos que la autoridad palestina realiza ante los organismos internacionales.

Las claves del plan de Trump favorece la ocupación ilegal israelí

El plan es una iniciativa unilateral que no fue negociada con los palestinos, cuyas autoridades rompieron relación con Washington después de que Estados Unidos trasladó su embajada a Jerusalén.

Además, lo central del proyecto de Trump se basa en favorecer a Israel, mientras ofrece a los palestinos una soberanía limitada sobre su futuro país al tiempo que deja intactos los asentamientos ilegales israelíes.

Entre los puntos centrales destacan la legalización de la política de ocupación israelí concediendo al Estado de Israel el Valle del Jordán, en Cisjordania, un territorio poblado por palestinos. No es casual que justamente la ocupación de los territorios palestinos en Cisjordania allá sido una de las promesas de campaña de Netanyahu.

Otra de las claves es que el supuesto Estado palestino quedaría fragmentado, con asentamientos israelíes en su interior conectados con el Estado israelí a través de corredores que parten el territorio. Los territorios palestinos de Gaza y Cisjordania solo estarían unidos a través de un largo túnel que que atravesaría Israel.

Se mantiene a Jerusalén como capital “indivisible” de Israel, una decisión sostenida por Trump que se expresó en el traslado de la Embajada de Estados Unidos a esa ciudad. La mayoría de los países no tiene su embajada en Jerusalén, y tampoco reconocen que esta ciudad sea la capital de Israel.

Para el “supuesto” Estado palestino no le quedaría el derecho ni a armarse, los israelíes tendrían el control de la seguridad en la región. Los enclaves y rutas de acceso tanto a terrritorios palestinos como israelíes quedarían en manos de las fuerzas de seguridad israelíes.

En conclusión, las claves del plan configuran una territorio palestino colonizado hasta en detalles como la imposibilidad de unirse a organismos globales sin el permiso de Israel y la obligación de retirar todas sus demandas en tribunales internacionales. Entre tanto, el espacio territorial perdido a manos de más de medio millón de colonos israelíes, no se revertirá.

Un plan que nace sin futuro

El plan de Trump despertó el rechazo inmediato de los líderes palestinos. El presidente palestino, Mahmud Abás, siempre dispuesto a sentarse a negociar con las anteriores administraciones estadounidenses que apañaron durante décadas la criminal política de Israel,, calificó el plan como "la bofetada del siglo" y dijo "mil veces que no" a la propuesta.

Hasta Amnistía Internacional calificó el “plan de paz” como "un manual para más sufrimiento y abusos en Israel y los territorios palestinos ocupados", e instó a la comunidad internacional a rechazarlo.

Según la ONG, el llamado "Acuerdo del Siglo" va a "exacerbar las violaciones y consagrar la impunidad" e incluye medidas contrarias a la ley internacional, como la anexión del Valle del Jordán y de colonias judías en la Cisjordania ocupada, algo que el primer ministro israelí en funciones, Benjamín Netanyahu, planea empezar a poner en marcha el próximo domingo.

Estas voces parecen importarle poco a Washington. "Realmente no importa lo que digan los palestinos a corto plazo, vamos a mantener esta opción abierta para ellos durante cuatro años", dijo a los periodistas el embajador estadounidense en Israel, David Friedman.

Según el diario inglés The Guardian el diseñador del plan Jared Kushner, yerno de Trump, exigía a israelíes y palestinos que no le hablen de historia. Un pedido que a la vista del proyecto solo implica la renuncia absoluta de los palestinos a sus legítimos e históricos derechos

La explicación de que el anuncio se hizo, aún teniendo en cuenta este contexto, se explica en que favorece tanto a Trump como a Netanyahu en intereses inmediatos. La anexión del territorio palestino en Cisjordania será una gran bandera electoral para el premier Benjamín Netanyahu quien en marzo intentará retener el poder y lograr un escudo de inmunidad ante las causas por corrupción que pesan en su contra.

También a Trump este anuncio lo favorece en su campaña electoral y aprovecha la “arena internacional” para mostrarse como un estadista, buscando revertir los vientos en contra que sorpresivamente aparecen en el impeachment que discute el Senado estadounidense.

Aunque algunos vean en Israel “un país que impresiona por su modernidad y por su historia y cultura”, como aseguró el Presidente argentino en su reciente visita, la realidad es que el Estado israelí continúa profundizando su empresa colonizadora, ocupando territorios palestinos para su propio interés y expansión, con el resguardo del imperialismo estadounidense, violando los derechos básicos del pueblo palestino. Al mismo tiempo mantiene un verdadero apartheid contra la población palestina, recrudeciendo las violaciones a derechos humanos y la represión.

Una verdadera paz y un Estado donde puedan convivir árabes y judíos en plena igualdad, no será posible mientras exista el Estado de Israel, que es actualmente la principal potencia armamentística –y nuclear- de la región.
Un Estado que albergue al pueblo trabajador, más allá de que profesen la religión musulmana, judía, cristiana o ninguna, podrá concretarse mediante una Palestina obrera y socialista que abarque todo su territorio histórico, defendiendo la necesidad de una Federación de Repúblicas obreras de Medio Oriente. Tarea que deberá ser emprendida por la clase trabajadora y los campesinos de toda la región.


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