Es la nieta de Elsa Pavón, cofundadora de Abuelas de Plaza de Mayo. En 1978, con 23 meses de vida, fue secuestrada con sus padres en Uruguay en el marco del Plan Cóndor. Terminaron en la Brigada de San Justo.
Paula Eva Logares es la primer nieta restituida por pruebas genéticas. El último miércoles, frente al Tribunal Oral Federal N° 1 de La Plata, relató cómo su secuestro y el de sus padres fue planificado y llevado a cabo en común por las dictaduras argentina y uruguaya.
De su declaración se desprende que la Brigada de San Justo funcionó como uno de los centros clandestinos más importantes del Plan Cóndor y que sus responsables fueron parte del Plan Sistemático de Robo de Bebés.
El entonces subcomisario de San Justo Luis Lavallén se apropió de Paula al tiempo que el entonces comisario Oscar Penna lo hizo con María Victoria Moyano para entregársela a su hermano y su cuñada. Otros dos agentes de ese mismo centro clandestino de detención se apropiaron de María Lavalle Lemos.
La abuela de Paula es Elsa Pavón, una de las fundadoras de Abuelas de Plaza de Mayo, que declaró en este mismo juicio el 10 de octubre.
Leé también Elsa Pavón: “Mi hija, mi yerno y mi nieta desaparecieron en el marco del Plan Cóndor”
Leé también Elsa Pavón: “Mi hija, mi yerno y mi nieta desaparecieron en el marco del Plan Cóndor”
La declaración
Ante la pregunta de uno de los jueces sobre si conocía a alguno de los imputados, se refirió al médico Jorge Héctor Vidal Vidal. Este actuó en la Brigada de San Justo y también en la maternidad clandestina del Pozo de Banfield, siendo uno de los responsables de las torturas y también del robo de niños y niñas.
Este médico genocida fue además quien firmó las partidas de nacimiento de Paula y María Victoria Moyano, en las que hasta puso el mismo domicilio como lugar de nacimiento de ambas.
Paula relató que Vidal fue su médico mientras era una niña apropiada y anotada como hija biológica por Lavallén y su mujer Raquel Mendiondo.
Recordó Paula: “La que hacía de mi madre era uruguaya, nunca supe cómo se conocieron Lavallén con Raquel. Pude ver en la partida de nacimiento que ella figura como madre y él como padre. Después pude ver que quien firma esa partida de nacimiento era Vidal. Recuerdo que él era mi médico cuando yo vivía con ellos. Ellos me llevaban a un consultorio, él no venía al domicilio, no recuerdo cómo eran las consultas médicas pero sí recuerdo que al finalizar regalaba caramelos Sugus. Algunos eran de menta y como yo no los comía se los comía Raquel. Yo no quería aceptar caramelos y ella se los agarraba. Recuerdo eso, Vidal era mi médico".
El secuestro junto a sus padres
“Cuando me pregunto por mi nombre hoy puedo decir quién soy, porque en su momento yo también sufrí lo que es la sustitución de identidad. Soy Paula Eva Logares, hija de Mónica Sofia Grinspon y Claudio Ernesto Logares. Mi madre, mi padre y yo argentinos, estábamos viviendo en Uruguay, exiliados. Ellos militantes políticos.
El 18 de mayo del 78 somos los tres levantados en la calle, me estaban llevando al Parque Rodó. Nos traen a Argentina y nos llevan a la Brigada de San Justo, yo no sé cuanto tiempo estuve yo allí pero ellos estuvieron un tiempo más. Conmigo se queda quien era jefe de la Brigada de San Justo, Luis Lavallén, quien me anota como una hija natural con una diferencia de edad de un año y medio aproximadamente. En el momento en que me secuestran a mis padres y a mí yo tenía 23 meses”.
Paula tiene algunos recuerdos, como del lugar donde estuvo secuestrada junto a sus padres: la Brigada de San Justo. “En relación a posibles recuerdos míos tempranos, tengo el garage de la avenida del momento en que nos secuestran en Uruguay”.
En referencia a la Brigada señala que tiene “esa idea de la entrada del patio de cemento con algo de aire, tengo la idea de la separación de los brazos de mi madre, no tengo la imagen pero tengo la sensación de los brazos, queriendo agarrarnos nosotras. Ese es un recuerdo que tuve que buscar, no lo tuve todo el tiempo conmigo, pero me aparece esa idea, esa sensación y se entiende que sea una sensación porque en ese momento estábamos las dos encapuchadas. Yo durante mucho tiempo no pude dormir con la luz apagada”.
Leé también Victoria Moyano: “Acá debería estar sentada Isabel Perón con sus funcionarios”
Leé también Victoria Moyano: “Acá debería estar sentada Isabel Perón con sus funcionarios”
Maria Victoria y yo somos claros casos de Plan Condor
La querella preguntó si Paula conocía de otros casos de niños y niñas en la Brigada de San Justo. “Sí, primero conocí a las que ya habían sido restituidas, nos encontrábamos en Abuelas de Plaza de Mayo, luego pude saber que mi mamá y la de María Victoria fueron compañeras de celda. Conocí a María Lavalle Lemos que estaba buscando a la hermana y después cuando recuperan a María José también la pude conocer”, respondió.
“María Victoria Moyano y yo somos claros casos de lo que se conoce como Plan Cóndor, vinculando Argentina con Uruguay. A la partida de nacimiento de María Victoria también la firmó Vidal. El domicilio que figura en nuestras partidas de como lugar de nacimiento es el mismo”.
Su restitución, una lucha colectiva
En su declaración del 10 de octubre Elsa Pavon, abuela de Paula, recordó: “Mi hija, mi yerno y mi nieta desaparecieron el el marco del Plan Cóndor. Empecé a buscar en Argentina a Paula y en un juzgado de La Plata me encontré con cinco señoras que me ofrecieron reunirme con ellas. Entre esas señoras estaba Chicha Mariani, con la cual seguí junto a ella hasta que partió, hace unos días que falleció. Trabajamos siempre juntas buscando a los nietos de todas, a nuestros nietos”.
El último miércoles Paula continuó su testimonio: “En diciembre de 1984 me llevan al Palacio de Tribunales, me dejan sola con el juez, que me plantea que ellos no eran mis padres, que mi abuela me estaba buscando. Me resulta fuerte escucharlo y después me presenta a mi abuela. Ella fue con varias fotos de cuando era más pequeña, una beba, en las que llego a tener la edad de cuando me secuestraron. Había fotos con mi mamá, con mi papá, con algunos familiares o yo sola. Había llevado también un vestidito que estaba en una de las fotos. En una de las fotos en ese momento yo me reconozco, pero no dije nada”.
“En ese momento me puse a llorar, pedí dormir un poco porque me sentía agotada no sé de que pero necesitaba dormir y descansar. En ese momento lloré y cuando me desperté nos fuimos a Banfield a la casa que era de mi abuela y mi abuelo y que yo ya conocía. Vamos en dos autos Falcon de la policía, tuve custodia policial permanente durante dos años con dos agentes de civil. Una de las primeras cosas que me preguntaba era ’¿cómo, si acaban de decirme que este hombre en la dictadura se quedó conmigo, y haciendo estas cosas que no están nada bien, ahora me ’cuida’ un policía?”, recordó Logares.
La querella volvió a preguntar cómo impactó que la hubieran anotado con casi dos años de diferencia. “A mi abuela le llamó la atención que esté vestida de jardín de infantes cuando tenía que estar vestida de primaria con guardapolvo, yo siendo una niña no podía saber con qué fecha me habían anotado. Quisieron anotarme con otro nombre, querían hacer como un juego para que respondiera al nombre pero no pudieron, eso no es un juego. Pero me anotaron como más chica y en lo físico parecía serlo”, respondió.
“Al poco tiempo que vuelvo a vivir con mi abuela crezco mucho y ya tenía un crecimiento acorde a mi edad, entonces se empezaron a fijar qué era lo que pasaba y se pudo entender y constatar que se trata como de un stress que viven los chicos cuando pasan situaciones como de guerra, detienen el crecimiento físico”, detalló.
“Cuando vuelvo a la casa de Banfield era un lugar que yo ya conocía, no lo recordaba de forma consciente pero no me resultaba extraño. Ahí estaba bien tranquila, en ningún momento quise irme, no tuve ningún episodio de crisis. Me fueron presentando a mis tío y otros familiares de a poco por recomendación de un equipo de psicólogo”.
Leé también ¿Qué fue y cómo funcionó la tenebrosa Brigada de San Justo?
Leé también ¿Qué fue y cómo funcionó la tenebrosa Brigada de San Justo?
Paula en ningún momento quiso volver a ver ni a visitar a Lavallen y su mujer. “Nunca quise volver a verlos, ni pedí volver a verlos. Ellos a veces aparecían en la puerta de la escuela o en el camino que hacía el auto con custodia hasta la escuela”, recordó. Una vez pidieron al juez poder ver a Paula y a pesar de que la psicóloga con la que estaba haciendo terapia hizo un informe diciendo que no era bueno para ella, el juez lo autorizó y tuvo una entrevista con ellos en el juzgado.
“Estaban mi abuela, mis tíos, el juez y yo. Nunca quise esa entrevista. A ella (Raquel) le pregunté por qué me había mentido durante tanto tiempo y se puso a llorar, a él le pregunté qué había hecho con mis padres y empezó a titubear. Ahí no sé que pasó pero la entrevista duró muy poco. Parece que empecé a hablar como más chiquita o algo de eso y esa fue la primera y última visita que se hizo”, rememoró la nieta de Elsa Pavón.
El análisis de sangre que determinó la filiación con la familia fue en 1984, pero le dieron el documento años después, en los 90. Y eso le trajo mucho problemas. En una de las escuelas a las que concurrió la llamaban con el nombre que figuraba en un oficio judicial, que era el nombre que sus apropiadores le habían impuesto.
“Yo sabía quién era yo, pero a mis compañeros les traía confusión. Pero había algo peor, si se presentaba Lavallén diciendo que era mi padre no le iban a decir que no, e iba a poder llevarme. Así fue que a mitad de año me pasaron a otra escuela, en la que me nombraban por mi nombre pese a no tener el documento”.
Los genocidas de la Brigada y el robo de bebés
Paula relató cómo fueron los años en los que vivió secuestrada por Lavallén y su mujer y la responsabilidad de los genocidas de la Brigada de San Justo en la apropiación de niños y niñas. “Pasé momentos muy oscuros, de llantos, momentos difíciles, no estaba cómoda allí con ellos. Entre los recuerdos que tengo sé que me quise escapar en varias oportunidades, no hubiese elegido estar con ellos en ningún momento, no hubiese elegido nunca separarme de mis padres como ellos nunca hubiesen elegido separarse de mí”, sentenció.
“A veces siento que no se tiene noción del daño que podemos haber sufrido. Lo que viví no se lo deseo a nadie. La figura del desaparecido es algo difícil de entender y para los que lo sufrimos es difícil sobrellevarlo. Hasta el día de hoy todo esto tuvo consecuencias en mí. Como niña uno trata de mantenerse y estar pero el tiempo pasa, soy madre y al momento de ser madre hay cosas que yo no conozco porque yo no crecí con mi madre. Entonces hay un trato vincular básico que es común a la gran mayoría pero hay cosas que yo no conozco, entonces al momento de estar y darles a mis hijas me cuesta”, agregó.
“El daño se mantiene al día de hoy y también con mis hijas que no tienen a sus abuelos. Hay daños que siguen estando no sé si hay manera de repararlos. Sólo si si tuviese a mis padres, no sólo como una cuestión personal sino social, para todos”.
Y continúa: “Me interesa hablar de ciertas responsabilidades y daños en cuanto a Luis Lavallén, que no puede estar imputado porque falleció, pero sí me interesa que figure su nombre porque es responsable en lo personal y como funcionario de la Brigada de San Justo. Él era el subcomisario, era responsable y sí sabía de mi origen, sabía de mis padres y qué les pasó a ellos. No es una responsabilidad civil solo de él, sino que él pudo hacer lo que hizo por el rol que ejercía en la Brigada formando parte de la Policía Bonaerense en ese momento. Es una responsabilidad de la policía y del Estado”.
“Respecto a mis padres, son ellos las víctimas por haber perdido no solo su libertad, si no su patria potestad conmigo, así como yo fui víctima por haber perdido mi libertad y el derecho a tener y estar con mis padres. Ellos a la fecha se mantienen como desaparecidos, que de la única manera de revertirlo es saber qué pasó con ellos, al menos saber dónde están sus cuerpos. Pero eso aún hoy no lo sé, no lo sabe mi familia, no lo sabemos nosotros”.
Paula recordó que Lavallén fue personal de seguridad de Mercedes Benz. Esta, como tantas otras empresas, fueron parte del golpe genocida. En el caso de Mercedes, 14 delegados de la Comisión Interna continúan desaparecidos y además esta multinacional automotriz en 1975 “donó” un equipo de neonatología a Campo de Mayo, la maternidad clandestina más grande del país.
Este jueves se publicó en el Boletín Oficial el decreto firmado por Macri para convertir a ese centro clandestino en una “reserva natural”.
Apertura de los archivos
“Sabemos que el Estado tiene acceso a esa información. Estos actos terribles fueron plenamente realizados, hay derecho de acceder a estas cosas, y esta información existe, el listado de los que prestaron servicio en esa Brigada por ejemplo”, sentenció Paula Logares.
Dirigiéndose al Tribunal expresó: “Tal vez ustedes estén escuchando más de lo que les gustaría escuchar, lo que pasa es que nosotros vivimos más de lo que nos hubiese gustado vivir, no en tiempo, si no en forma”.
Elsa Pavón, su abuela
“Con mi abuela tenemos un vínculo muy especial. Yo crecí mucho años con ella, me dio todo lo que pudo. Siempre fue un vínculo muy cercano y fuerte, sabiendo que en el medio estaba mi madre como presencia o como ausencia, entonces siempre fue un vínculo muy especial, porque no fue el de madre pero tampoco pudo tomar conmigo un lazo como abuela”.
“Hay mucha gente que hizo muchas cosas para que yo pueda volver a vivir con mi familia, para mí lo ideal es que nunca me hubiesen separado de mis padres. Yo jamás pude volver a saber de ellos”.
“Agradezco haber vuelto a vivir con mi abuela, a recuperar mi identidad. Hay que saber que fueron personas las que hicieron esto pero de forma organizada, yo no sé si en este juicio se pueden saber cosas nuevas, creo que existe la posibilidad de hacerlo”.
“La penas mínimas o máximas son a modo simbólico, hay responsabilidades que no se pueden negar. Espero que esto sirva no sólo para nosotros a modo personal, si no para toda la sociedad. Que podamos saber que pasó mas allá de lograr las condenas”, finalizó.