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Red Internacional

Editorial. Los conflictos sociales y el escenario político

Los conflictos de trabajadores y estudiantes equilibran el escenario político: el otro polo de la polarización. Editorial de “El Círculo Rojo”, programa de La Izquierda Diario que se emite los jueves de 22 a 24 por Radio Con Vos, 89.9.

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Jueves 29 de septiembre de 2022 | 23:28
Foto: Matías Baglietto
  • Hasta hace algunas semanas, la discusión pública estaba colonizada por el crecimiento de las derechas o las ultraderechas en el escenario político argentino.
  • El repudiable atentado contra Cristina Kirchner había fortalecido esa percepción porque las personas que fueron protagonistas del armado y ejecución del magnicidio fallido tienen fuertes vínculos con organizaciones de ultraderecha o de “derecha alternativa” (además de terminales en sótanos más oscuros como la eventual participación de los servicios de inteligencia).
  • ¿Qué se decía? Que los discursos de odio divulgados por los medios de comunicación y la radicalización de las derechas habían provocado la emergencia de estos grupos y que este fenómeno era una expresión de otro más extendido que era el desplazamiento de una parte considerable de la sociedad hacia la derecha.
  • Es más, este desplazamiento y la irrupción de estos grupos no sólo ponía en peligro la estabilidad o la gorbernabilidad, sino que lo que estaba realmente en riesgo era la democracia misma. Por lo tanto, era necesario un acuerdo que fije límites a la ruptura del “consenso post 1983” que estaría en peligro.
  • Ante esta jerarquía en la gravedad de los problemas que enfrentaba el país, la cuestión económica no debería ser materia de grandes controversias y el ajuste drástico que estaba llevando adelante Sergio Massa, ahora con el apoyo de todas los integrantes de la coalición del Frente de Todos, pasaba, pongamos así a un segundo plano.
  • Seguramente, había personas que hacían una lectura honesta de este escenario, pero en política nada es inocente.
  • Había varios interesados en propalar esta idea. Por un lado, obviamente, la derecha misma porque se sentía receptora de todos los malestares o la bronca por la situación general que atraviesa el país, entonces el malestar o la rebeldía se habían vuelto “de conjunto” de derecha. Pero, también el Gobierno y sus voceros políticos o comunicacionales tenían la intención de presentar un escenario así porque, frente a un “mal mayor” que es muy peligroso, nuevamente la administración actual, con ajuste incluido, quedaba como un “mal necesario”.
  • ¿Cuál era el mecanismo de esta operación político – ideológica? Bueno, uno bastante recurrente: tomar unilateralmente un elemento de la realidad, extremarlo y darle un valor sin límites.
  • Los conflictos que tienen lugar por estas horas desmintieron esta lectura. Empezando, obviamente, por el de los trabajadores del neumático, pero también los y las estudiantes de los colegios secundarios que reclaman en la Ciudad de Buenos Aires, los y las docentes que protagonizan conflictos en varias provincias del país, los trabajadores y las trabajadoras del Hospital Garrahan que pararon por sus condiciones laborales, las organizaciones de desocupados que volvieron a movilizarse o los estatales nucleados en ATE que también hicieron una paro nacional.
  • Varios de estos conflictos tienen referentes o dirigentes vinculados legítimamente a la izquierda. Con mayor o menos precisión, los medios vuelven a rescatar el historial de influencia de la izquierda entre trabajadores y trabajadoras. Relatan que hay una historia larga que precede al conflicto del neumático y que se remonta a la alimenticias Kraft (hoy Mondelez) en 2009 o a Pepsico, a otros conflictos emblemáticos como la autopartista Lear en 2014, a la gráfica recuperada ex – Donnelley hoy Madygraf también en la zona norte del Gran Buenos Aires o la influencia de la izquierda en muchos sindicatos, comisiones internas o cuerpos de delegados.
  • Y acá quiero hacer un paréntesis: digo legítimamente vinculados a la izquierda ¿Por qué? Porque ya sabemos, hay un macartismo abierto que hace la derecha que ya lo conocemos (habla de “zurdos” y esas cosas), pero hay otro macartismo más encubierto podríamos decir, que siembra intriga y acentúa cuando interviene la izquierda y dice que el conflicto tiene “motivaciones políticas” (al margen: como si Madanes Quintanilla —el dueño de FATE— o el mismo Gobierno tuvieran “motivaciones morales” o “motivaciones técnicas”, no políticas). Pero, de esta manera: si un empresario pide rebaja salarial y un Gobierno o una dirigencia sindical la avalan, no tiene “motivaciones políticas”, son “racionales”; pero si un sindicato o representante gremial vinculado a la izquierda pide no perder frente a la inflación y organiza a sus compañeros en función de ese objetivo, tiene “motivaciones políticas”. Y, probablemente sí, tiene la “motivación política” de que no recorten el salario como los otros tienen la “motivación política” de hacer un ajuste. Pero, pongámonos de acuerdo: o nada es político o, como es lo más probable, todo es político.
  • Volviendo, la irrupción de estos conflictos y estos protagonistas políticos equilibran el escenario y lo ajustan más a lo que es, en el contexto de una disputa que está abierta y en la que no hay que darle a la derecha por ganada peleas que aún no ha dado.
  • Porque como decía en un artículo que publiqué hace algunas semanas de elDiarioAr: “No advertir los desplazamientos hacia la derecha puede ser un error tan unilateral como su contrario: no distinguir sus posibles contratendencias. No sólo por una cuestión de análisis, sino de relaciones de fuerza, dato esencial para la acción política.”

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