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Red Internacional

Editorial en Pateando El Tablero, la izquierda en radio, miércoles de 13 a 15 horas por 101.7 Jujuy FM y por dúplex FM Stylo 105.3 (La Esperanza San Pedro).

Jueves 15 de julio de 2021 | 15:08

Casi como si fuera una versión andina de la película La Gran Estafa Americana (2013) dirigida por David O. Russel transcurren los negocios de las empresas de colectivos en San Salvador de Jujuy. ¿Por qué decimos esto?

Bueno, la primera estafa es el pago en cuotas de los salarios, aguinaldo y las deudas salariales a los choferes que en algunos casos vienen de 2019. Esto ocurre mientras todos los meses las empresas reciben millones de pesos en subsidios de la Nación (hasta junio $ 365,4 millones) y de la Provincia ($ 50 millones mensuales) además de los ingresos por la venta de boletos que desde fines de 2019 hasta febrero aumentaron un 55 %.

Entonces aparece la segunda estafa, el uso de los impuestos de todos los contribuyentes que son destinados a las empresas como subsidios y no se da a conocer cuál es el destino de los mismos. Como en la película los sobornos entre los que arman los negocios en los casinos y con los agentes del gobierno y del FBI que son cómplices, aquí en el sistema de transporte sucede lo mismo con los funcionarios de gobierno (nacional, provincial y municipal) que frenan todo intento de poder conocer la contabilidad de las empresas. Dicho más sencillo, todos ellos obstruyen los pedidos para conocer, ¿en qué gastan los empresarios los subsidios?

Desde el PTS-Frente de Izquierda se realizaron distintas presentaciones en el Concejo Deliberante capitalino, en la Legislatura recientemente y en el ministerio de Trabajo, pero ¿Cómo puede ser que ninguno les exige a los empresarios que muestren su contabilidad? Bueno, como sucede en la película todos y todas tienen algo para esconder.

Una tercera estafa es la que perpetuó el Intendente capitalino, “Chuli” Jorge, junto a los concejales de la UCR y el PJ haciendo votar la ordenanza 7402/2019 que le da facultades al jefe municipal para fijar por decreto la suba del boleto y desistir de todo intento de estudio de costos de las empresas. Esto lo avalan también desde Nación que continúan enviando los subsidios sin exigir ningún control a cambio.

Otras estafas ocurren con los empresarios que les descuentan a los choferes por cualquier tipo de rotura de los coches, les hacen vales, y el empresario cobra luego la compensación del seguro. O sea, cobra dos veces o más por cada rotura haciendo un negocio redondo.

Pero también a esto se suma los préstamos que otorga a los choferes que ahogados por la falta de pago de los salarios en tiempo y forma terminan solicitando créditos en las empresas, puesto que en los bancos y financieras ya no pueden por haber quedados afectados en el veraz tras el sistemático atraso en el pago de los salarios. Un círculo perverso que deja siempre al empresario en modo ganador, eso sí, bajo la atenta mirada de los funcionarios de turno.

Alguien les tiene que parar la mano a los empresarios y sus gobernantes amigos que utilizan el servicio público de transporte para montar su propio casino, ¿no?

En la pelea de los choferes por el pago de sus salarios está claro quienes ponen al desnudo toda esta estafa y quienes pueden ser parte de la solución al momento de reorganizar el servicio de transporte en función de las necesidades sociales y no de los negocios de unos vivos. Para ello, se necesita desplegar una lucha en unidad con el pueblo pobre, los estudiantes, vecinos hasta conquistar la estatización del servicio bajo control obrero y de los usuarios. Solo este puede ser un final feliz para la película de lucha que hoy protagonizan los choferes y trabajadores del transporte. A todo ellos, fuerza, estamos con Uds.!


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