Las reformas esclavistas del gobierno golpista de Michel Temer dan el tono de este fin de año. Cómo construir una alternativa para los trabajadores y la juventud sin repetir el camino de conciliación de clases del PT en el 2018.
Las reformas esclavistas del gobierno golpista de Michel Temer dan el tono de este fin de año. Avanzan en la consolidación de una situación reaccionaria, construida con la complicidad de las grandes centrales sindicales como la oficialista Força Sindical pero también las petistas CUT y CTB, que negociaron a nuestras espaldas, traicionaron y le dieron tregua a los golpistas. No es en vano que su principal líder, Lula, clama por el perdón al golpe institucional. Tiene el ojo puesto en las elecciones presidenciales del 2018 y en los acuerdos que tendrá que hacer con los mismos que quieren marcar nuestro cuerpo a fierro, en especial el de los trabajadores negros, con la reforma laboral y previsional.
El PT sabe que, para salvar al capitalismo durante los años de "bonanza" económica en los que estuvo en el poder hizo mil y una alianzas con la derecha, ubicándola dentro de su propio gobierno, no para disminuir la desigualdad social que sus proyectos sociales siquiera llegaron a tocar, sino enriqueciendo a los banqueros que "nunca habían ganado tanto dinero". Si el PT llegara a derrotar a los posibles candidatos de la derecha como Bolsonaro en 2018, seguirá salvando a los capitalistas, esta vez administrando los ataques históricos a los trabajadores de Brasil, llevados adelante actualmente por un ilegítimo presidente que tiene solo el 3% de aprobación.
A pesar de todo el palabrerío de antes, de que pararían al país si hubiese reforma previsional, no vemos a las centrales sindicales mover un solo pelo. La votación de la reforma previsional ya tiene fecha puesta y no hay ningún plan de lucha anunciado. Esos burócratas prefieren que el actual gobierno siga atacando para fortalecer a la oposición como alternativa electoral.
El 2018 ya comenzó porque lo único que quieren los golpistas es acelerar los tiempos para implementar, ahora sí, la reforma previsional, haciendo todo tipo de malabares para hacerla parecer menos peor que esa impulsada a principio de año, que despertó la ira del gigante proletario brasileño a pesar de las direcciones de las centrales sindicales.
La denominada "crisis orgánica" que pone de manifiesto la crisis de representatividad de Brasil y otros países del mundo desespera a la burguesía brasileña, que por momentos considera la posibilidad de que un lunático como el ultraderechista Jair Bolsonaro esté al frente del país, abiertamente anunciando una especie de golpe militar por la vía electoral. Pero también porque el PT, que le abrió espacio a la derecha, asumió los métodos de corrupción, no organizó una lucha seria contra el golpe institucional y traicionó la lucha de los trabajadores contra las reformas, quiere reconstruir su orgullo vendiendo la idea de que derrotando a Bolsonaro y a otras referencias de la derecha en las urnas, las cosas volverán a ser como antes, el "gradualismo" que marcó la era petista volverá.
Pero la crisis económica no perdona a nadie, porque quienes están en el comando de esta sociedad son los capitalistas. La van a descargar sobre nosotros, es lo que vienen haciendo. Los gobiernos, que en esta democracia de ricos no pasan de verdaderos mostradores de negocios para garantizar las ganancias de los patrones y empresarios, se van a arrodillar frente a la burguesía, los más de derecha masacrándonos,los más populistas tirando migajas de sus mesas (mientras los bancos y grandes empresas ganan como nunca) para administrar una sociedad que está dividida en clases.
La actual situación a la que llegamos y la necesidad de una enorme lucha contra las reformas y contra el propio gobierno golpista de Temer deben hacernos reflexionar sobre el fracaso del camino de la conciliación de clases.
Los intereses entre trabajadores y patrones son antagónicos, y es por eso que la solución que ellos proponen es hacer contrarreformas que nos aplasten para preservar sus intereses.
Solo retrocedieron cuando temblaron de miedo en las huelgas obreras que de norte a sur resonaron el grito de los trabajadores subterraneos, choferes, docentes, trabajadores de la salud, bancarios, metalúrgicos, carteros y la juventud que carga el sueño de las jornadas de Junio de 2013 y la energía que vino de las ocupaciones de las escuelas en todo el país. Este grito aun se escucha en Rio Grande do Sul, donde los trabajadores siguen mostrando el camino.
Todos los que rechazan al reaccionario Jair Bolsonaro, como a otras figuras de la derecha como el intendente de San Pablo, João Dória, o el presentador televisivo Luciano Huck y todo lo malo que pueda surgir, comparten la misma posición que el MRT expresa en Esquerda Diário: hay que enfrentar esta asquerosa derecha brasileña.
Pero como organización revolucionaria, afirmamos que hay que ir más allá:
Si quieren imponer el comienzo de 2018 adelantando el debate electoral en una polarización entre Lula y Bolsonaro, es porque, una vez más, quiere destruir la posibilidad de una "tercera vía" o un "camino alternativo" entre un giro a una mayor degradación de las libertades de reunión, asociación y protesta en esta "democracia" con un presidente que defiende la dictadura o un "mal menor" que va a administrar al capitalismo sofocando cualquier lucha que surja desde el piso de las fábricas y de los lugares de trabajo para cuestionar el orden vigente.
Las confabulaciones y acuerdos palaciegos contra la decisión de parar el país y enfrentar a los capitalistas, esa es la trayectoria histórica del PT. La historia ya mostró que los trabajadores necesitan construir su propio camino, separar sus banderas no solo de las banderas de la burguesía, sino también de las banderas que intentan confundir el camino de los trabajadores en su independencia política, banderas reformistas y de conciliación.
En esta perspectiva, el MRT viene batallando para que Esquerda Diário emerja como una voz anticapitalista en Brasil, como parte de la Red Internacional de Diarios, al servicio de las principales batallas contra los ataques más sentidos por los trabajadores, pero también encarando las necesarias respuestas políticas a la crisis brasileña, manteniendo independencia total en relación a la operación judicial "Lava Jato", que investiga los entramados de corrupción en Petrobrás, y levantando la necesidad de una Asamblea Constituyente Libre y Soberana.
En el último mes, Esquerda Diário viene siendo el polo más dinámico de concentración de las principales denuncias obreras contra la reforma laboral, la principal herramienta que contribuye día a día con las huelgas en Rio Grande do Sul y un instrumento de denuncia del papel de las centrales sindicales en relación a la reforma previsional, que ya está en la punta de la lengua de todos los golpistas para aprobar este año y que no podemos permitir que sea un regalo de navidad para el gobierno de Temer.
Exigimos a las centrales sindicales el más amplio frente único obrero con un plan de lucha inmediato, asambleas y reuniones en cada lugar de trabajo, para construir la resistencia e impedir este nuevo enorme ataque, así como la revocación de la reforma laboral y todas las reformas y privatizaciones del gobierno de Temer.
Con la revista Idéias de Esquerda especial sobre los 100 años de la Revolución Rusa, queremos retomar las lecciones de este proceso histórico, no como recuerdos del pasado sino como munición para el futuro, para construir una izquierda con independencia política.
Si en Brasil hay que dialogar y deconstruir la idea de que el PT es de izquierda, también hay que abrir una discusión con las experiencias internacionales de “gobiernos de izquierda” como Syriza en Grecia, aclamadas en especial por el MES, corriente interna del PSOL liderada por Luciana Genro, y por la mayoría del PSOL, que en la primera oportunidad en el poder aplicó un duro plan de ajustes contra los trabajadores griegos. ¿Un camino parecido está haciendo Podemos en el Estado español, al oponerse al derecho de autodeterminación del pueblo catalán? Es lo que se está diseñando. Esta experiencias muestran que intentar humanizar al capitalismo con una cara un poco más de izquierda es un callejón sin salida para los trabajadores.
No levantar un programa de independencia política y de ruptura con el capitalismo sino de “democratización”, en Brasil significa repetir como farsa la tragedia petista.
Parece ser este el camino seguido por la plataforma VAMOS, asumido por varios sectores del PSOL, por el MTST y exaltado en particular por el grupo MAIS, que después de la traición de las huelgas generales por las direcciones petistas, decidieron hacer un sitio y reuniones con figuras como Gleisi Hoffman, presidente del PT, Tarso Genro, importante dirigente del PT, y Vagner Freitas, presidente de la CUT.
Consideramos que el PSOL, para estar a la altura de los desafíos que la coyuntura de Brasil plantea y ocupar el espacio abierto a la izquierda del PT, debe plantear un programa no de “democratización” sino verdaderamente anticapitalista y revolucionario. Hacer eje en la exigencia de no pago de la deuda pública y no sucumbir a los empresarios en la defensa de la Ley de Responsabilidad Fiscal, por ejemplo, serían cuestiones elementales. No repetir las experiencias fallidas del neorreformismo internacional, sino seguir el camino del Frente de Izquierda y de los Trabajadores de Argentina, que sin rebajar el programa revolucionario, viene avanzando en influencia, aunque aun minoritaria, en sectores de masas, como mostraron en las últimas elecciones en Argentina con el PTS al frente. Tenemos orgullo también de, en Chile con nuestra organización hermana PTR, haber hecho oir miles de voces anticapitalistas en las últimas elecciones.
Construir un programa anticapitalista, basado en la lucha de clases, para ocupar este espacio entrando en la disputa electoral rumbo al 2018 con candidaturas anticapitalistas debería ser la gran prioridad del Congreso del PSOL, lo que sería incompatible con cerrar las puertas justamente a los revolucionarios, como viene sucediendo.
El Movimiento Revolucionario de Trabajadores sigue reiterando su pedido de ingreso al PSOL, para batallar por esta perspectiva anticapitalista y revolucionaria pero también para fortalecer la batalla por la construcción de un fuerte frente único obrero para derrotar las reformas. Al mismo tiempo, estamos dándonos el desafío de batir los récords ya alcanzados por Esquerda Diário para que emerja como el principal medio de la izquierda independiente en Brasil.
La construcción de alas revolucionarias en el movimiento obrero y en la juventud se complementan con la enorme ofensiva que venimos dando en el movimiento de mujeres con Pão e Rosas, en una jornada nacional de discusiones en defensa del marxismo revolucionario, así como con el lanzamiento de Quilombo Vermelho, una nueva agrupación de negros y negras anticapitalistas y revolucionarios que tuvo en su lanzamiento a más de 400 jóvenes y trabajadores, encabezado por Marcelo Pablito, joven dirigente obrero y reconocido luchador por la cuestión negra en Brasil.
A todos los compañeros y compañeras que están actuando con nosotros les hacemos un fuerte llamado a asumir la militancia como parte de sus vidas y batallar junto con el MRT, nuestras agrupaciones y contribuyendo con Esquerda Diário. Estas batallas están directamente ligadas a la tarea apasionante de construir un partido revolucionario internacionalista que luche por la revolución obrera y socialista en todo el mundo.
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